Diego Valeri, ícono de la MLS, habla del crecimiento de la liga y Messi como factor cultural

Mauricio Codocea

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Diego Valeri es voz autorizada en la MLS. Por lo que hizo dentro de la cancha (campeón, MVP e ídolo absoluto del Portland Timbers) y por lo que hace hoy fuera, como destacado comentarista de las transmisiones del MLS Season Pass en español. "El talento reconoce al talento", dice una frase bastante utilizada en el deporte estadounidense, y un exquisito 10 como lo fue el argentino oriundo de Lanús no puede pasar por la charla con The Sporting News sin hablar además de Lionel Messi y de la liga en general.

Por ahora, como desde hace tiempo, Valeri continúa en Portland. Aunque no se anima a ponerle un candado a su estadía. "La palabra "definitivamente" no sé si aplica en este momento de mi vida, porque se siente que todo es por un rato y nada más. Cuando hacés algo tanto tiempo desde tan chico, como jugar al fútbol, sentís que no te puede pasar de nuevo eso. Sí estamos instalados en Portland y con esta profesión que me surgió y estoy disfrutando un montón. La MLS está en su mejor momento, poder estar cerca de eso, de Messi, de Inter Miami es espectacular, y poder estar y comunicar el amor que le tengo a esta liga es excelente", asegura abriendo el juego a la charla.

―¿En qué mejoró la liga desde el día que vos llegaste y qué deudas tiene todavía por delante?

―Mejoró en el armado de los planteles. Hay más inversión pero también una organización que mejora: equipos de scouting, secretarios técnicos, mejores mánagers y entrenadores. Los planteles están mejor combinados, con jóvenes con mucha proyección, adultos con muy buen nivel de competencia, y está sucediendo en todo el país. Hay mejor infraestructura, centros de entrenamientos, estadios; más equipos preparados para competir. La deuda pendiente de este fútbol es ganar algo internacionalmente, poder ir a Concacaf y ganar, jugar un Mundial de Clubes, y dejar una huella al menos jugando finales; no hace falta ganar, porque no es lo único, pero es lo más importante. Y cuando veamos un equipo de MLS llegando ahí todos los años, eso es lo que falta conquistar. 

―¿Y por dónde hay que ir para llegar a eso?

-El camino actual es el correcto. Una cosa que no mencioné antes es el nivel de las academias de los clubes. El país acá tiene un tema con las universidades que hacen complicado que los jugadores se queden en los clubes; al irse a la universidad, eso retrasa y a veces hasta termina coartando su llegada, porque se dedica terminando a otro rubro, a lo que estudia. Entonces eso complica. Sin embargo, el sistema formativo es muy bueno. Ahí hay una pieza clave de esto que hablamos; tener mejor formación podría ser clave. Pero se está invirtiendo más y mejor en los equipos de trabajo, en los armados de plantel... Porque al final el jugador termina siendo el intérprete. Se están construyendo mejores clubes de poco, lo que hará que los equipos se posicionen mejor. Lleva tiempo, esto no es de un día para el otro. Lo que sí puede pasar de un día a otro es que vaya un equipo y le gane al América en México, y salga campeón, y que ese momento sea una especie de bisagra y empuje más todavía.

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―Se vienen los Playoffs. ¿Cómo afecta el formato, esto de jugar a tres partidos, por ejemplo, sabiendo que podés golear en el primero, empatar en el segundo y perder por un gol en el tercero y te quedás afuera?

―Sin dudas te sorprende, incluso en las series que son a un partido, es un día que algo te salió mal y se terminó todo el trabajo de tu año. Uno además está cansado, el país es grande, se viaja mucho y se juegan muchos partidos y en momentos de definición se siente y se expresa jugando. Ahí hay una especie de ánimo que querés que la cosa se termine bien y todo es cambiante. Es muy interesante. Ojo, a Messi, (Luis) Suárez, (Sergio) Busquets y Jordi (Alba) nada los sorprende. Tienen una ventaja para ser más templados, a diferencia del resto de los mortales. Creo que al jugador argentino y sudamericano en general le atrae mucho más este formato, porque el condimento pasional que agrega el mata-mata genera más motivación para jugar con más concentración, los dientes más apretados, como si cada pelota fuera la última. A mí me encantaba esto, yo solo quería llegar acá aunque fuera como últimos y después pararte contra el mejor equipo. No hay nada más lindo que jugar contra el mejor equipo y dejarlo afuera (se ríe).

―Tengo una nota tuya acá, de hace seis años, en la que hablaste de cómo había que valorar que Messi se sostuviera en lo más alto. Seis años después, ¡sigue plenamente vigente! ¿Cómo lo ves?

-Esa consistencia que tiene... Es otra naturaleza, otra dimensión. Es Maradona-Pelé-Messi; los tres juntos son el mejor de la historia, jugando un poquito con las palabras. Y vos lo ves y se enoja en una jugada contra Charlotte porque no le dieron el pase que quería, o se pone mal porque hizo dos goles pero erró uno. Esa cosa de estar en el momento, utilizar lo que pasó para bien... ¿Hace seis años lo dije? Es un montón (se ríe). Pero la resiliencia que mostró en la Selección, siendo él quien es, y todo lo que vino después, que fue soñado para todos... Él es súper adaptable, lo ves jugar acá y parece que conoce la MLS de toda la vida; entra 20 minutos y cambia el juego; se conecta con un finlandés que conoció hace un par de días como si fuera su mejor sociedad... Es tremendo. Ya no hablando como él en otra dimensión sino como otro mortal; por ejemplo, como yo no tengo tantos recursos, me tengo que adaptar. Pero él los tiene todos los recursos y aun así se adapta, eso lo hace tan sencillo.

―¿Qué creés que le va a dejar el paso de Messi a la MLS? ¿La anécdota de que jugó acá y listo o habrá un antes y un después factible, palpable en la liga?

―Mirá, a Inter Miami ya lo cambió totalmente; lo convirtió en un equipo grande. Por él y por lo que hizo el grupo que se conformó. La marca está, veremos si quiere quedarse en algún momento en el club haciendo otra cosa. Y en cuanto a la liga, está dejando esta forma de llegar siendo Messi y competir como lo está haciendo... Es algo que no pasó. En general, las figuras, y aunque no se le acercan (Bechkam, Zlatan, Schweinsteiger, Henry quizá, aunque no está en ese nivel), vinieron con otro estilo, muy de estrella. Cuando vos lo ves a él, no es una estrella. Él gana y le dedica un trofeo a un chico que se lesionó la rodilla... Es una forma de competir muy argentina que no había pasado nunca acá, y que no se entiende mucho ese lenguaje todavía. Esa marca cultural para el futbolista que va a venir, para el joven norteamericano; es fundamental, es un cambio. Yo lo viví, pero que lo haga Messi es otro tema; que el mejor del mundo llegue más temprano y se vaya más tarde que todos, que día a día haga un trabajo de hormiga, es fundamental. Y la visibilidad también marcará un antes y un después. Hoy se mira masivamente la MLS por él, y muchos se quedan con una imagen distinta, porque había o hay prejuicio y desconocimiento, pero ahora quedará una mirada distinta de la MLS gracias a los que se acercan a mirarla por Lionel. Ojalá se quede todo el tiempo que quiera y lo disfrute y pueda proyectar otras cosas de su vida acá, si tiene ganas.

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Mauricio Codocea

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Editor Senior de The Sporting News en español; antes, casi 15 años en Clarín de Argentina. También guionista y productor audiovisual. Autor de "El abanderado", la primera biografía de Luis Scola, e insoportablemente obsesivo con la gramática y la ortografía, quizá porque no escribe lindo y solo puede aspirar a escribir bien. Dos líneas de 4, piso y larga, así en el fútbol como en la vida.